lunes, 24 de mayo de 2010

mandragora


Mecanismo de acción y formas de empleo
Se sabe que la mandrágora se administra en forma oral. Como contiene principalmente atropina, se comporta de manera similar a la belladona: en dosis bajas bloquea los receptores de la acetilcolina deprimiendo los impulsos de las terminales nerviosas; mientras que en dosis elevadas, provoca una estimulación antes de la depresión.
Usos terapéuticos
En la medicina antigua las hojas de mandrágora hervidas en leche se aplicaban a las úlceras; la raíz fresca se usaba como purgante; y macerada y mezclada con alcohol se administraba oralmente para producir sueño o analgesia en dolores reumáticos, ataques convulsivos e incluso de melancolía. En tiempos de Plinio se empleaba como anestésico dándole al paciente un pedazo de raíz para que la comiera antes de realizar una operación.
Dosificación
No existen registros de dosificaciones exactas. Únicamente hay menciones en el sentido de que su uso en pequeñas cantidades era seguro, mientras que en dosis mayores provocaba delirios y locura o muerte por intoxicación.
Efectos psicológicos y fisiológicos
En una página de Internet se encuentra el siguiente relato anónimo presuntamente transmitido desde alguna universidad de Berlín el 24 de enero de 1994:
Recientemente tuve un día libre en el trabajo y decidí pasarlo experimentando con la raíz de mandrágora. La mandrágora contiene escopolamina, que (junto con la atropina) también se encuentra en la belladona. Ambas se usaban comúnmente en las "pociones de las brujas" para inducir experiencias extracorporales, así es que mi plan consistía en tratar de salir de mi cuerpo. Se supone que estas drogas causan algunos desagradables (pero, pensé, alucinógenos) efectos.
Bueno, como un compañero de cuarto usó mandrágora el año pasado en una cierta dosis sin efectos notables suficientes, decidí hacer un té mucho más fuerte con ella. Como es muy amarga le añadí melaza para endualzarla, su sabor me quedó asociado y ahora ya no soporto el olor de la melaza. Hice aproximadamente 1.5-2 pintas [una pinta equivale a 0.47 litros, o sea que preparó menos de 3 litros] de té con cerca de 6 cucharadas grandes de mandrágora. Le di un gran trago, nada. Tomé otro vaso. Experimenté una vaga sensación, pensé "a lo mejor ya viene" y me acosté para concentrarme en ello. Me desvanecí como diez minutos así es que tomé más. Jugué por allí con vagos efectos durante un rato, tomando enormes tragos para obtener mayores efectos. Eventualmente me rendí y fui a comer. No sentí ningún efecto.
Tan pronto como comí una comida de tamaño regular, me empezó a doler el estómago. Me tendí en la cama un rato, sintiendo que tenía indigestión. Bueno, esa sensación se convirtió en la peor experiencia con drogas que puede imaginar que tendría. No involucró ninguna alteración de conciencia, exceptuando la que me ocasionaron oleadas de frío, el vómito continuo... y las toneladas de agua que tomé para mantener la hidratación. Casi hice que me llevaran al hospital, aún sabiendo lo bárbaros que son allí con las drogas (una amiga cometió el error de ir a pedir ayuda durante un pasón con hongos y lo único que hicieron fue interrogarla casi una hora sobre dónde consiguió los hongos).

¿Qué hacer en caso de emergencia?
La mandrágora es bastante tóxica, pero su escasez y la dificultad que existe para cultivarla han hecho que los casos provocados por su envenenamiento sean muy raros. Sus síntomas son análogos a los de la belladona y se recomienda provocar el vómito o lavar el estómago con 2 a 4 litros de agua, de preferencia con carbón activado. Si los síntomas son graves (por ejemplo, cambios bruscos de temperatura o taquicardia muy rápida), se da silicato de fisostigmina, 1 mg por vía intravenosa en cinco minutos con vigilancia electrocardiográfica hasta controlar los síntomas. La fisostigmina se reserva específicamente para el envenenamiento por atropina. (11

Mecanismo de acción y formas de empleo
Se ingieren por vía oral, preferentemente en ayunas, solos o mezclados con miel, en estado natural o secos. Los efectos inician entre 25 y 30 minutos después de la ingestión, pudiendo durar hasta 6 horas. Al llegar al cerebro, los alcaloides de estos hongos disminuyen la recaptación de serotonina en el cerebro y en la periferia. Según lo explica Albert Hofmann:
La psilocina y la psilocibina tienen una estructura química muy similar al factor cerebral serotonina… Los dos alcaloides del hongo, como la LSD, bloquean los efectos de la serotonina en experimentos farmacológicos en distintos órganos. Otras propiedades farmacológicas de la psilocina y la psilocibina son similares a las de la LSD. La diferencia principal consiste en la cantidad activa en experimentos con animales y con seres humanos. La dosis activa promedio de psilocina y psilocibina en humanos comienza con 10 mg; de acuerdo a ello, estas dos sustancias son 100 veces menos activas que la LSD, de la cual 0.1 mg constituye una dosis bastante fuerte. Además, los efectos de los alcaloides de los hongos duran entre 4 y 6 horas solamente, mucho menos que los efectos de la LSD (8 a 12 horas). (14)
Usos terapéuticos
A diferencia de otras plantas con efectos psicoactivos que suelen usarse con fines religiosos o adivinatorios, el principal uso del teonanácatl es en rituales curativos. Se cree que los hongos son capaces de diagnosticar el mal y ofrecer la energía necesaria para extirparlo.
Dosificación
Según María Sabina: "los 'derrumbe' tienen mayor fuerza en comparación con los 'pajaritos' y los San Isidro." (7) Los mazatecas por tradición los toman en pares, se dice que los hongos van "casados" o en pareja. Uno es macho y el otro hembra. Atendiendo a esta tradición y tomando como estándar los derrumbe (Psilocybe caerulescens), sabemos que tres pares se consideran dosis bajas; seis pares dosis medias; y doce pares dosis altas. No hay reportes sobre dosis letales. María Sabina llegó a comer más de 30 pares en una sola velada. Por su parte, 5 pares de hongos tipo pajaritos (Psilocybe mexicana o Psilocybe wasonni) son una dosis baja, 8 pares son una dosis media y 12 pares son ya una dosis bastante alta. En cuanto a la psilocina y la psilocibina puras, éstas pueden administrarse por vía oral o intramuscular. Las dosis bajas van de 10 a 20 mg; las medias de 40 a 60 mg; y las altas de 80 a 100 mg. Tampoco hay reportes sobre las dosis letales de estos alcaloides en forma pura. Jonathan Ott consigna que la dosis máxima segura se calcula en 150 mg. (22)
Efectos psicológicos y fisiológicos
A nivel sensorial, después del consumo de hongos usualmente se presenta lo que se conoce como sinestesia: un estado peculiar en el que los sonidos se "ven", los objetos se "escuchan", los olores se "sienten", y cosas por el estilo. Pueden aparecer patrones caleidoscópicos frente a los ojos. Frecuentemente el consumidor siente que abandona su cuerpo, hay un proceso de introspección y las cosas se ven desde una nueva perspectiva.
En El camino a Eleusis Gordon Wasson describe de esta manera sus experiencias en una sesión guiada por la legendaria chamana mazateca María Sabina:
El cuerpo de uno yace en la oscuridad, pesado como el plomo, pero el espíritu parece remontarse y abandonar la choza, y con la velocidad del pensamiento viajar por donde lo desee, en el tiempo y en el espacio, acompañado por el canto de la chamana y por el golpeteo de sus rítmicas percusiones.
Lo que uno mira y lo que uno escucha parece ser una sola cosa: la música asume formas armoniosas, reviste de forma visual sus armonías, y lo que uno está mirando adopta las modalidades de la música: la música de las esferas... Todos los sentidos se encuentran afectados de manera similar: el cigarrillo con el que uno ocasionalmente rompe la tensión de la noche tiene un aroma como jamás otro ha tenido; el vaso de agua pura es infinitamente mejor que la champaña... la persona que ha ingerido hongos se encuentra suspendida en el espacio... los cinco sentidos se encuentran despojados del cuerpo, todos ellos a tono con ese alto nivel de sensibilidad y alerta, todos ellos mezclándose de la manera más extraña hasta que el sujeto, enteramente pasivo, deviene en un puro receptor de sensaciones infinitamente delicado. Mientras el cuerpo de uno yace allí en el saco de dormir, el alma queda libre, pierde todo sentido del tiempo, alerta como nunca antes; vive una eternidad en una noche, mira una infinidad en un grano de arena.
Lo que uno ha visto y escuchado queda grabado como por un buril en la memoria, de donde jamás podrá ser borrado. Por fin conoce uno lo inefable y lo que significa el éxtasis. ¡Éxtasis! El espíritu se remonta al origen de esa palabra: para los griegos ekstasis significaba que el alma volaba fuera del cuerpo... Pero el éxtasis no es una diversión. Es el alma misma lo que es tomado y sacudido hasta el estremecimiento... Unas cuantas horas después, a la mañana siguiente, uno está listo para ir a trabajar. Pero cuán baladí nos parece el trabajo en comparación con los portentos ocurridos durante aquella noche. Si uno puede hacerlo, preferirá permanecer cerca de la casa y, junto con quienes compartieron esa noche, comparar notas y gritar de asombro... (33)
A nivel físico, el consumo de hongos psicoactivos provoca dilatación de pupilas (midriasis), modificaciones en el pulso, la tensión y los reflejos; hipotensión y disminución del ritmo cardiaco; debilidad y desorientación. No hay reportes de daño físico ocasionado por el uso prolongado. En 1958 el equipo del profesor Jean Delary emprendió en Francia una serie de experimentos en torno a los efectos somáticos y psíquicos de la psilocibina. Una dosis media de 10,2 mg fue administrada a 43 sujetos, trece de ellos calificados como "normales" y treinta como "enfermos mentales". Los resultados fueron comunicados a la Academia de las Ciencias ese mismo año, señalándose que los principales efectos somáticos eran los mismos entre los sujetos normales que entre los enfermos, mientras que los efectos psíquicos variaban según los sujetos. No obstante, el Dr. Delary, señaló algunas constantes en la siguiente disección clínica:
Tras una fase de latencia que varía de algunos minutos a una hora, aparecen los primeros síntomas. El sujeto experimenta sensación de calor, malestar físico. Tiene que dejar de leer o sus ocupaciones, va espontáneamente a tenderse, quejándose de astenia o de somnolencia... Las perturbaciones se instalan más o menos rápidamente; la euforia domina habitualmente: satisfacción profunda, reposo, contento de sí. A esto se añade una sobreexcitación ligera con locuacidad, risa loca, necesidad de movimientos. Pueden aparecer visiones coloreadas y movedizas; arabescos, círculos luminosos, imágenes caleidoscópicas que fascinan al sujeto y hacen mayor su bienestar. A estos trastornos se asocian perturbaciones de la conciencia de tipo oniroide, alteraciones en la percepción del tiempo vivido, una transformación del ambiente que se torna raro e ideal. El sujeto percibe modificaciones en su propio cuerpo. Asiste divertido o perplejo a una especie de juego cuyo actor sigue siendo él. Gracias a esos trastornos aparecen las intuiciones delirantes, las revelaciones inefables, las contemplaciones estáticas. El sujeto descubre un universo inaccesible a los demás, el de las verdades fundamentales y de la "belleza pura". Pero la euforia no es permanente. Sobreviene con arrebatos que parecen simultáneos a los arranques vasomotores. Alterna con momentos de angustia más o menos durables. La crisis dura unas cuatro horas. Las perturbaciones de conciencia se atenúan las primeras, las perturbaciones tímicas duran más tiempo… Se nota frecuentemente un periodo de hipomanía y a veces la euforia persiste el día siguiente; pero el trastorno más duradero es las astenia, a veces más acentuada, los días siguientes que durante la crisis. (3)
Potencial de dependencia
Se sabe que ni los hongos ni sus alcaloides generan tolerancia si la ingestión se realiza con intervalos mayores a los tres días consecutivos, no hay reportes sobre dependencia física y su potencial de dependencia psicológica es bajo considerando que cada viaje es una experiencia tan intensa que difícilmente se tiene la disposición de repetirla cotidianamente.
¿Qué hacer en caso de emergencia?
Hay varias clases de hongos venenosos parecidos a los psilocibos cuya ingestión puede tener consecuencias fatales. Las especies más peligrosas son Amanita phalloides, A. verna, A. virosa y las especies de Galerina que contienen amanitina, una potente toxina. De hecho puede bastar con ingerir parte de uno de estos hongos para ocasionar la muerte debido a necrosis aguda de hígado, riñones, corazón y músculos esqueléticos. Los síntomas de un envenenamiento con este tipo de hongos son tardíos, se presentan en un lapso de 6 a 24 horas después de la ingestión. Se inician con cólicos abdominales graves y diarrea profusa, vómitos y heces sanguinolentas, ictericia (pigmentación amarilla de la piel), edema pulmonar, confusión y depresión mental, hipoglusemia y signos de lesión cerebral con convulsiones. Es pues sumamente importante no ingerir ningún hongo cuya identificación no sea 100% confiable. Cualquier leve sospecha de que se ha cometido un error en la identificación debe considerarse una urgencia médica.
Las sobredosis con auténticos hongos psilocibos se hacen evidentes dentro de los 15 a 30 minutos después de la ingestión. Provocan dolor abdominal, náuseas y vómito. Aunque rara vez causan la muerte, se recomienda precipitar el vómito e ingerir jugos de fruta fortificados con glucosa. En caso de un malviaje hay que infundir confianza y serenidad al sujeto y administrar una tableta de niacina (Niacin®) para suavizar los efectos. De ser verdaderamente necesario, la medicina convencional recomienda recurrir a la administración de algún antipsicótico que contenga haloperidol (Haldol®) o clorpromazina (Largactil®).

ANTIPSICOTICOS


Mecanismo de acción y formas de empleo
Los neurolépticos pueden administrarse por vía oral, sublingual o intramuscular. Al llegar al cerebro ocupan los receptores del neurotransmisor conocido como dopamina y en algunos casos también los de la serotonina. Actúan como antagonistas bloqueando sus efectos y producen un estado de tranquilidad e indiferencia inmediatas; es por esto que en 1952 el primer científico en experimentar con ellos los calificó de auténticos "lobotomizadores químicos"(7).
Usos terapéuticos
Los psiquiatras los prescriben básicamente en cuadros clínicos de esquizofrenia, paranoia, psicosis orgánicas y funcionales. El haloperidol y la clorptomazina se administran también para detener los estados alterados de conciencia producidos por las llamadas drogas alucinógenas.
Dosificación
El tratamiento con antipsicóticos se inicia con dosis moderadas que van aumentando hasta llegar a la dosis máxima que se mantiene durante varios meses y en ocasiones años. El empleo de la clorpromacina (Largactil®, Clorpromacín®), por ejemplo, puede comenzar con dosis diarias de 100 a 200 mg, y elevarse hasta alcanzar los 600 o los 1000 mg. Para sujetos sin tolerancia las dosis letales sobrepasan esta última cifra. La dosificación de haloperidol (Haldol®, Haloperil®) se calcula en función de la gravedad del episodio psicótico y se descontinúa en cuanto los síntomas desaparecen. Las dosis medias fluctúan entre 10 y 20 mg; las altas entre 30 y 40 mg. Más de esta cantidad en sujetos sin tolerancia puede ser letal.
En casos de psicosis funcionales provocadas por alucinógenos, estimulantes o alcohol, la dosificación de ambas sustancias se calcula en función de la gravedad del episodio psicótico y se discontinúa en cuanto los síntomas desaparecen.
Efectos psicológicos y fisiológicos
Los especialistas consideran que la mayor parte de los medicamentos antipsicóticos producen reacciones desagradables en los individuos normales, es decir, no psicóticos. Entre los pacientes psiquiátricos, generan un estado similar a la indiferencia emocional sin causar trastornos perceptivos ni alteración en las funciones intelectuales. Se experimentan liberación de la ansiedad, desinterés, falta de concentración y aumento del apetito. El Dr. Simón Brailowsky lo describe en los siguientes términos:
el síndrome neuroléptico aparece como un cuadro de sedación, lentificación psicomoptora y emocional, supresión de movimientos espontáneos y de conductas complejas, reducción de la iniciativa y del interés en el medio (se dice que los estímulos externos "se resbalan" o "rebotan" en el paciente, sin que esto signifique que el sujeto no reaccione ante su medio: si se duerme se le puede despertar con relativa facilidad, contesta a las preguntas directas, mantiene sus funciones intelectuales, etc., además de que se preservan los reflejos espinales. Es decir, no es que el sujeto se encuentre sedado y por esta causa se produzcan los demás efectos... la agitación y la inquietud van desapareciendo; la misma tendencia se observa en el caso de las alucinaciones, delirios y desorganización del pensamiento. (1)
Todos los antipsicóticos tienen efectos colaterales que van desde visión borrosa, congestión nasal, sequedad de boca, trastornos de peso, contracciones musculares involuntarias, retención urinaria, anemia, irregularidad menstrual, atrofia testicular, alergias cutáneas y vértigos; hasta destrucción de células en la sangre, obstrucción hepática con ictericia (que provoca una pigmentación amarilla característica), excitación paradójica, fotofobia, arritmias cardíacas, aumento de la temperatura corporal y parkinsonismo (temblor en extremidades, tronco, cabeza y lengua que ocasiona alteraciones en la coordinación motriz fina). La degradación en el deseo erótico y la disquinesia tardía (movimientos involuntarios de boca, tronco o extremidades que pueden aparecer después de terminado el tratamiento), llegan a ser irreversibles en tratamientos prolongados (más de dos años).
Potencial de dependencia
La tolerancia hacia los neurolépticos es considerable, aunque el peligro de dependencia es relativamente bajo ya que sus efectos psicológicos no resultan atractivos. Su administración prolongada tampoco genera una verdadera dependencia a nivel físico, por lo que una suspensión brusca sólo puede provocar ciertos signos de malestar como dolores musculares e insomnio, que desaparecen al cabo de algunos unos días.

¿Qué hacer en caso de emergencia?
Las dosis excesivas deben considerarse como urgencia médica ya que pueden ocasionar catalepsia debido a la reducción de oxígeno en el tejido cerebral. También pueden generar Síndrome Terapéutico Maligno (STM) con alteraciones en la presión arterial y de la conciencia, inestabilidad cardiovascular, congestión pulmonar, coma y muerte.

BELEÑO


Mecanismo de acción y formas de empleo
Tradicionalmente, con las hojas del beleño se preparan tés o decocciones. En usos rituales o recreativos las bayas se utilizan tal como las de la belladona, esto es, se aspira el vapor que producen al quemarse. Al igual que la atropina, la iosiamina y la hioscina en dosis bajas bloquean los receptores de la acetilcolina deprimiendo los impulsos de las terminales nerviosas; mientras que en dosis elevadas, provocan una estimulación antes de la depresión.
Usos terapéuticos
De acuerdo a un libro que consigna remedios antiguos (1), el beleño negro se usa en casos de hipocondría, cólico de plomo, enajenación mental, epilepsia, neuralgias y convulsiones. Además, sus hojas frescas se aplican exteriormente en tumores y úlceras; mientras que ya secas, se recomienda fumarlas en forma de cigarrillos para las enfermedades del pecho. También se supone que hervidas con leche, calman los dolores reumáticos crónicos. En la medicina moderna los alcaloides del beleño tienen aplicaciones similares a las de la atropina y otras especializadas como el tratamiento preventivo en casos de asma bronquial y para reducir la secreción excesiva del tracto respiratorio durante la anestesia por inhalación.
Dosificación
En la medicina natural se utilizan de 2 a 10 gotas de extracto por vía oral; 10 a 20 gm de raíz pulverizada para aplicaciones locales y vomitivos. En usos rituales se administraba el extracto de 2 a 3 vayas.
Efectos psicológicos y fisiológicos
El célebre médico persa Avicena describió que: "Los que lo comen se salen del sentido, creen que les azotan todo el cuerpo, tartamudean, rebuznan como asnos y relinchan como caballos." (4) Se supone que: "Los que han experimentado una intoxicación con beleño sienten una presión en la cabeza, la sensación de que alguien les está cerrando los párpados por la fuerza; la vista se vuelve poco clara, la forma de los objetos se distorsiona, y se presentan las alucinaciones visuales más extrañas. Con frecuencia la intoxicación es acompañada de alucinaciones gustativas y olfativas. El sueño, interrumpido por alucinaciones, termina con la embriaguez." (13)
Luis Otero asegura en Las plantas alucinógenas que:
El beleño produce una sensación de gran ligereza, parece que uno pierde peso, sintiéndose tan ingrávido que uno acaba creyendo que se eleva por los aires, lo mismo que la bruja volando sobre su escoba. Así como la belladona provoca furia y violencia, no raramente acompañadas de carcajadas delirantes, el beleño es más tranquilo, y el intoxicado busca la calma e, incluso, trata de dormir. (23)
Tras la administración del beleño aumentan el ritmo cardíaco y la temperatura corporal, las pupilas se dilatan y generalmente se observan somnolencia y resequedad bucal. No se ha confirmado daño genético producido por el consumo de esta planta.
Potencial de dependencia
El beleño negro no genera tolerancia ni adicción física o psicológica. Su retiro no provoca síndrome abstinencial alguno.

¿Qué hacer en caso de emergencia?
Arias Carbajal, un herbolario mexicano cuenta que: “diferentes veces viajeros y obreros que regresaban de sus casas fatigados del trabajo, han sufrido su influencia mortal, echándose imprudentemente a descansar en lugares ocupados por esta planta, puesto que respirando cerca de ella largo tiempo, produce estupor, sueño letárgico, delirio, dificultad respiratoria y parálisis de los miembros inferiores.” (1) Él mismo prescribe para contrarrestar los efectos producidos por la intoxicación, “tártaro emético, a dosis vomitivas, 30 gramos de aceite de ricino y además se tomará hora en hora una cucharada de la poción siguiente: Agua...120 gramos; Láudano de Sydenham… 30 gotas; éter sulfúrico... 20 gotas y jarabe de flor de naranjo... 30 gramos.” (1)

LA BELLADONA


Mecanismo de acción y formas de empleo
En la medicina herbolaria suelen prepararse cocimientos con las bayas y la raíz de la planta. En la medicina moderna la belladona se aplica localmente en forma de solución durante intervenciones oftálmicas, y en tabletas, cápsulas o gotas de administración oral. Los efectos comienzan entre los 15 y los 30 minutos. Al llegar al cerebro en dosis bajas, la atropina bloquea los receptores de la acetilcolina deprimiendo los impulsos de las terminales nerviosas; en dosis elevadas, se presenta una estimulación antes de la depresión.
Usos terapéuticos
En la terapéutica herbolaria «esta planta narcótica que tan buen servicio proporciona a la Medicina y en general a la humanidad doliente», según Arias Carbajal, (1) se aplica en caso de neuralgias, tos nerviosa, asma, convulsiones, coqueluche, epilepsia, constricciones espasmódicas y algunas enfermedades de los ojos. En la medicina moderna se utiliza para bloquear los impulsos de las terminaciones nerviosas previniendo las contracciones de los músculos involuntarios, a tal grado que difícilmente puede llevarse a cabo una operación de los ojos sin la ayuda de esta valiosa droga. (11) La atropina se ha utilizado en conjunción con la levadopa para tratar la enfermedad de Parkinson. Se emplea también como diurético, sedativo, analgésico leve y antídoto contra la intoxicación por hongos que contengan alcaloides muscarínicos como el Amanita muscaria.
Dosificación
Dentro de la medicina herbolaria, para cada aplicación intraocular se requieren entre una y tres gotas de extracto de hojas de belladona; para preparar linimentos de aplicación cutánea, 5 gm de hojas o 2 gm de la raíz pulverizada; para ingestión oral, entre 5 y 15 gotas de bayas maceradas en alcohol. En usos rituales o recreativos se utilizan dosis más fuertes. Suelen ingerirse tres o cuatro bayas, o extractos alcoholatados en proporciones que fluctúan entre los 10 y los 15 gm por toma. En la medicina occidental las dosis terapéuticas bajas van de 0.5 a 1mg y las altas de 2 a 5 mg; más de 10 mg se consideran peligrosos.
Efectos psicológicos y fisiológicos
Dosis leves reducen la salivación y la sudoración. Con dosis mayores aumentan el pulso y el ritmo respiratorio, la acción de los músculos involuntarios decrece, la frecuencia cardiaca se acelera, la dilatación de las pupilas es muy marcada y se inhibe la acomodación ocular, es decir, el cristalino se fija para la visión lejana y los objetos cercanos se ven borrosos. Cuando la atropina se aplica directamente al ojo, la acomodación y los reflejos oculares no se recuperan durante 7 a 12 días. Con dosis aún mayores se inhibe la micción y se presentan alucinaciones visuales y auditivas. Según Brau: “Los granos arrojados a carbones encendidos dan vértigos seguidos de alucinaciones. Los objetos pequeños adquieren dimensiones enormes. Se ven también sucesiones de puntos luminosos en forma de lluvia de oro, lo que a veces hace que se le dé el nombre de Alucinación-Danae.” (4) El uso prolongado puede causar estreñimiento crónico. No se ha confirmado daño genético en humanos; sin embargo, algunos estudios con animales arrojan anormalidades fetales.
Potencial de dependencia
La belladona no provoca tolerancia ni adicción física o psicológica. Su retiro no supone síndrome abstinencial alguno.

Qué hacer en caso de emergencia
Un síntoma peculiar de la intoxicación por belladona es la pérdida completa de la voz, aunada a movimientos continuos e incontrolados de los dedos y las manos.
El experto en medicina herbolaria Arias Carbajal asegura en su libro Plantas que curan y matan que: “el uso de la Belladona reclama mucha prudencia, siquiera administrada a dosis un poco elevadas produzca vértigos, náuseas, dilatación de las pupilas, delirios, algunas veces inyección en la cara, alucinaciones y con frecuencia la muerte, como remate a este cortejo de funestos accidentes.” (1) En caso de envenenamiento accidental recomienda tomar lo más pronto posible alguna sustancia que provoque vomitivo, como un vaso grande de vinagre caliente o agua de mostaza, posteriormente un vaciado estomacal seguido de una dosis de magnesia, estimulantes como café cargado, y de ser necesario hay que ayudar al paciente con respiración artificial.

ANTIDEPRESIVOS


Normalmente se administran por vía oral y en ocasiones por vía intravenosa. Necesitan varias semanas para producir los primeros efectos anímicos. Este rezago está relacionado con retardos en el logro de las concentraciones sanguíneas terapéuticas y con el intervalo que se requiere para bloquear los mecanismos de inactivación de ciertos neurotransmisores (noradrenalina, dopamina y serotonina) cuyo desequilibrio se cree causante de la depresión.
Usos terapéuticos
Los antidepresivos están indicados para el tratamiento de esta afección en su modalidad endógena, un trastorno bioquímico cerebral que se manifiesta por incapacidad para enfrentarse a las tensiones ordinarias, alteraciones del sueño y el apetito, fatiga, agitación y nerviosismo, falta de concentración, desinterés sexual y anhedonia (incapacidad para experimentar placer). En ocasiones también se recetan para la depresión asociada al trastorno afectivo bipolar (maniaco-depresivo).
Dosificación
El tratamiento con antidepresivos se inicia con dosis moderadas que van aumentando hasta llegar a la dosis máxima que se mantiene durante varios meses y en ocasiones años. Con un antidepresivo tricíclico como la clomipramina (Anafranil®) comienza con dosis de 50 a 75 mg al día hasta llegar a un máximo diario de 250 mg. Con un inhibidor de la MAO como la fenelcina (Nardil®) las dosis comienzan entre los 45 y 50 mg por toma hasta llegar a los 80 o 90 mg. Sobrepasar los umbrales máximos puede ser letal para sujetos sin tolerancia
Efectos psicológicos y fisiológicos
Aunque se considera a los antidepresivos como "activadores", los tricíclicos son fuertemente sedantes. Los reportes de fatiga y pérdida de energía son comunes, en especial al principio de la administración ya que necesitan varias semanas para actuar. Funciones como el apetito, el sueño y el nivel de energía se elevan antes que el estado anímico.
Según advierte el doctor Simón Brailowski:
La administración de estas sustancias en sujetos sanos (no deprimidos) produce somnolencia, cierto mareo, caída de la presión arterial, sequedad de boca, visión borrosa y sensación de malestar generalizado. Por el contrario, en sujetos deprimidos produce una elevación en el estado de ánimo... sólo de dos a tres semanas de iniciado el tratamiento... La manera como estas sustancias actúan se ha descrito más en términos de disminución de ideas depresivas que la inducción de un estado de euforia, aunque se han reportado casos de excitación e insomnio en pacientes suceptibles. O sea, no es que la alegría aumente, sino que disminuye la tristeza. (1)
El aumento de peso es un problema común para las personas que usan antidepresivos. Entre sus efectos colaterales se encuentran: sequedad de boca y nariz, sensación de sabor metálico, dilatación pupilar, estreñimiento, visión borrosa y dolor (que puede indicar aumento en la presión ocular hasta llegar a causar ataques agudos de glaucoma), somnolencia, mareo, náuseas, inquietud, retención urinaria de varios grados, temblores, pérdida de la líbido y alteraciones eréctiles en el caso de los hombres. Tratamientos prolongados con inhibidores de la MAO provocan avidez por los dulces, insomnio y anorgasmia, además requieren de estrictas restricciones alimentarias. Se recomienda no conducir ni llevar a cabo movimientos finos o de precisión. El órgano que más se afecta es el corazón al alterarse la frecuencia cardíaca.
Potencial de dependencia
La tolerancia hacia los antidepresivos es considerable, pero el peligro de dependencia es relativamente bajo ya que sus efectos psicológicos no son muy atractivos y producen poca dependencia física. La supresión repentina causa síntomas gastrointestinales y trastornos del sueño, por lo que deben reducirse de manera gradual, procedimiento que toma varios meses.


¿QuË hacer en caso de emergencia?
Las dosis excesivas de antidepresivos tricíclicos deben considerarse como una de las urgencias médicas más graves. Los síntomas generalmente aparecen dentro de las primeras cuatro horas después de la ingestión y alcanzan mayor severidad después de 24 horas. Debido a la absorción retardada de estos fármacos, el sujeto puede tener riesgos hasta por 4 o 6 días. Las complicaciones principales incluyen coma con choque, depresión respiratoria, convulsiones, parálisis intestinal y vesical, delirio y arritmias cardíacas graves, por lo que cualquier sospecha de sobredosis debe considerarse como urgencia médica. En el caso de los inhibidores de la MAO, ingerir algún alimento que contenga tiramina durante el tratamiento (quesos añejos, diversos pescados, aguacates, frutas maduras, cerveza, vinos, hígado, salchichas, chocolate, plátano, café, salsa de soya, etc.) ocasiona un aumento brusco y grave de la presión arterial que puede ser fatal. Este caso también debe considerarse como urgencia médica.

HEROINA


Mecanismo de acción y formas de empleo
Por lo general, la heroína se disuelve en agua y se inyecta directamente en las venas, aunque también puede ser inhalada [por lo tanto el accidente de Mia en la película Pulp fiction al inhalar heroína -si era eso lo que se inyectaba Vincent Vega- pensando que era cocaína, no se debió a la vía de administración sino a una ficción de Tarantino].
William Burroughs describe el ritual que observa un junkie (palabra inglesa para designar a los que se inyectan morfina o heroína):
Hierve una píldora de heroína en un frasco de medicinas. Primera tensión dramática: ¿se romperá el cristal al contacto con la llama? Luego enrolla una misteriosa tira de papel mojada en saliva alrededor del extremo de un cuentagotas, saca una aguja hipodérmica y acto seguido la empuja a través del papel. Absorbe entonces la heroína disuelta dentro del cuentagotas y la balancea peligrosamente en el borde de la mesa. Otra situación de suspense. ¿Se caerá? Pero el intrépido escocés se quita serenamente el cinturón -nueva tensión: los pantalones- para enrollárselo a través del bíceps izquierdo.Apretándolo con los dientes, palpa la venda y con gran delicadeza introduce la aguja.
Llegado a ese punto explica las ventajas del cuentagotas: al expulsar el líquido, la presión del índice y el pulgar se equilibra y actúa a través del eje de la aguja, evitando que se salga de la vena. Que parte de la droga no pueda salir del cuentagotas tampoco es una desventaja, porque soltando el cinturón y dejando que el brazo cuelgue, el cuentagotas se llena de sangre. Se inyecta de nuevo, lo deja llenarse y bombea así durante algún tiempo. Luego saca la aguja despacio, permitiendo que un pequeño reguero de sangre le corra por el brazo. Mientras procede a secarse con parsimonia la salpicadura, habla desenfadadamente de otros asuntos. (5)
Los efectos de la heroína comienzan entre los 3 y los 5 minutos después de haber sido inyectada o inhalada y duran entre tres y cuatro horas. Al llegar al cerebro la heroína ocupa los receptores opioides, principalmente los receptores mu que funcionan en el área de la analgesia y deprimen la respiración; y los receptores delta que, según teorías recientes, pueden estar más vinculados con el estado anímico que con la analgesia. (17)
Usos terapéuticos
A partir de su aparición, la heroína se utilizó principalmente para tratar la tuberculosis por su capacidad para suprimir el reflejo de la tos. Pronto se vio que su efecto anestésico no era mayor que el de la morfina, pero era más activa por lo que podía utilizarse en dosis menores logrando el mismo efecto con las consiguientes ventajas a nivel de acumulación en los tejidos. Sin embargo, algo más la diferenciaba de la morfina: ciertos efectos estimulantes y no sólo analgésicos, por lo que durante mucho tiempo se recomendó como cura para el hábito producido por la morfina. Actualmente el clorhidrato de heroína se utiliza muy poco ya sólo como antitusígeno en casos severos.
Dosificación
Las dosis terapéuticas son de 5 a 10 mg por medio de inyecciones subcutáneas o intramusculares. Como antitusígeno se recomienda en dosis de 1.5 a 6 mg por vía oral. Para usos extrafarmacológicos, las dosis bajas rondan los 5 mg, las medias 15 mg, y las altas más de 25 mg. La dosis letal se calcula en 250 mg para sujetos sin tolerancia.
Efectos psicológicos y fisiológicos
Según describe Escohotado, las primeras administraciones de heroína se reciben con manifestaciones de fuerte desagrado, entre las cuales destacan náuseas y vómitos. La sensación inicial se conoce como rush, una estimulación placentera e inmediata de los centros nerviosos de la parte superior del cerebro:
Concluida la sensación inicial, el efecto depende de la dosis. Lo siguiente es un estado de desinterés o autosuficiencia ante las cosas habituales (con o sin vómitos), seguido de un entumecimiento que se desliza hacia semisueños tanto más breves como mayor sea el grado de ebriedad. Si la dosis se modera -como hace con la bebida quien sabe beber-, puede producir algunas horas de calma lúcida y no enturbiadas por el sopor, abierta al contacto con otros y a la introspección... La intensidad del efecto apaciguador liquida preocupaciones y temores como se aparta un visillo o se mueve un cubierto. (9)
Alexander Shulguin, diseñador de drogas y defensor del uso responsable de todo tipo de sustancias psicoactivas, asegura: "En mi caso, al probarla, sentí una especie de paz somnolienta, lejos de las preocupaciones y el estrés. Pero también experimenté falta total de motivación, de alerta y de cualquier urgencia por hacer las cosas. No me gustó la heroína porque, bajo sus efectos, nada parece ser importante." (21)
A nivel físico se presenta contracción pupilar, insensibilidad al dolor, disminución de la presión arterial, del ritmo respiratorio y del deseo sexual, e incoordinación muscular.
En caso de administraciones continuas puede presentarse obstrucción intestinal. La hepatitis parece ser la complicación más frecuente, aunque no se ha determinado si es directamente provocada por la droga o por los métodos de administración intravenosa. Esta insalubridad que lleva a compartir agujas no esterilizadas entre los usuarios, puede ocasionar también el contagio del virus del sida y del tétanos así como diversas infecciones cutáneas.
No se han detectado alteraciones genéticas debidas al uso de heroína, sin embargo, los hijos de mujeres que la consumen frecuentemente durante el embarazo suelen nacer con bajo peso y presentan manifestaciones abstinenciales en diferentes grados.
Potencial de dependencia
La tolerancia provocada por la heroína es alta y se desarrolla con relativa rapidez. Lo mismo sucede con la dependencia psíquica y fisiológica. Para experimentar una necesidad física apremiante bastan alrededor de cinco semanas de usar diario un cuarto de gramo (ir al apartado de ¿Qué es una droga psicoactiva? para consultar información detallada al respecto de los receptrores cerebrales de los opiáceos y la forma en que ocasionan la dependencia física).
En la terminología propia de los usuarios de la heroína, cuando alguien asegura que "el monito se le sube a la espalda", está sufriendo un síndrome abstinencial. En palabras del experto usuario William Burroughs:
La carencia de droga afecta a la gente de maneras distintas. La mayor parte sufren sobre todo vómitos y diarrea. Los del tipo asmático, de pecho estrecho y hundido, suelen tener accesos violentos de estornudos, flujo de nariz y ojos, y en algunos casos espasmos de los tubos bronquiales que les impiden respirar. En mi caso, lo peor es la baja de tensión y la consiguiente pérdida de líquido en el cuerpo, con una debilidad extrema, como tras un shock. Se siente como si la energía vital hubiese dejado de fluir y entonces todas las células del cuerpo se ahogan en una pila de hueso... La razón de que sea prácticamente imposible cortar el uso y curarse uno solo estriba en que la enfermedad dura de cinco a ocho días. Doce horas podrían resistirse con facilidad, veinticuatro sería posible, pero de cinco a ocho días es demasiado tiempo… (5)

AZUCAR


Mecanismo de acción y formas de empleo
Como es sabido, las funciones cerebrales dependen de los niveles de glucosa. La falta de este combustible cerebral puede ocasionar desde hipoglucemia hasta esquizofrenia debido a que el cerebro se encuentra "hambriento" de glucosa. El azúcar refinado es una glucosa bastante simple que por su misma composición no requiere de un largo proceso de digestión, el hígado prácticamente no tiene que sintetizarla y por lo mismo llega con asombrosa rapidez al sistema nervioso.
Para que el organismo funcione en condiciones óptimas, la cantidad de glucosa sanguínea debe estar en equilibrio con la cantidad de oxígeno sanguíneo.
Refiriéndose a los efectos psíquicos del consumo del azúcar, el Dr. M.O. Bruker (4), explica que la elevación en los niveles normales de glucosa ocasionada por su ingestión, se experimenta como una leve euforia. Las consecuencias del regreso a los niveles normales, es decir, la baja de glucosa, se halla en relación directa con la cantidad de azúcar consumida. Si ésta fue baja, la sensación es de una leve disforia. Entre mayor haya sido la cantidad, la baja estará más cercana a experimentarse como una sensación depresiva que William Dufty (5) ha dado en llamar sugar blues (tristeza del azúcar).
Lo que normalmente suele ocurrir a toda persona que consume azúcar en forma cotidiana, es que sus niveles de glucosa se mantienen permanentemente por encima del nivel regular, es decir, rara vez se experimentará una baja hacia la auténtica normalidad en los niveles de glucosa. La mayoría de la población mundial literalmente vive bajo los efectos del azúcar sin saberlo y sin notarlo. Este desequilibrio permanente está siendo asociado con diversas enfermedades nerviosas, especialmente en los niños.
Usos terapéuticos
Ninguno conocido.
Dosificación
Una pequeña cucharada, esto es alrededor de 100 mg, basta para ocasionar una elevación en los niveles de glucosa en personas sensibles. El equivalente a una taza de azúcar 250 mg, puede considerarse ya como una dosis alta. No hay reportes sobre dosis letales.
Efectos psicológicos y fisiológicos
Como ya se indicó en los mecanismos de acción, la ingestión de azúcar suele experimentarse como una leve euforia. En su Primer Manual de Nutrición Consciente, Laura Urbina lo explica en los siguientes términos:
Mientras la glucosa es absorbida por la sangre, nos sentimos animados. Un estímulo veloz. Sin embargo, a este impulso energético le sigue una depresión, cuando el fondo se desprende del nivel de glucosa sanguínea. Estamos inquietos, cansados; necesitamos hacer un esfuerzo para movernos o incluso pensar. Hasta que se eleva de nuevo el nivel de glucosa… Podemos estar irritables, hechos un manojo de nervios, alterados. La gravedad de la crisis doble depende de la sobredosis de glucosa. Si continuamos tomando azúcar, una nueva crisis doble empieza siempre antes de terminarse la anterior. Las crisis acumulativas al final del día pueden ser enloquecedoras. Tras varios años con días así, el resultado final son glándulas adrenales enfermas, agotadas no por exceso de trabajo, sino por un ajetreo continuo. La producción de hormonas, en general, es baja. Las cantidades no se amoldan. La alteración funcional, desequilibrada, se refleja en todo el circuito endocrino. Muy pronto el cerebro puede encontrarse en dificultades para distinguir lo real de lo irreal; estamos expuestos a volvernos precipitados, cuando el estrés se interpone en el proceso, nos desmoronamos porque no tenemos ya un sistema endócrino sano para enfrentar cualquier contingencia. Día a día nos encontramos con una falta de eficiencia, siempre cansados, nada logramos hacer, realmente sufrimos los “sugar blues” (o depresiones del azúcar)… Puesto que en algunas personas las células cerebrales dependen totalmente de la taza de azúcar en la sangre en cada momento para alimentarse, son quizás las más susceptibles de sufrir daños. La alarmante y creciente cantidad de neuróticos en el mundo lo evidencia claramente. No todos llegan al final. Algunas personas empiezan con glándulas adrenales fuertes; otras no. Los grados de abuso de azúcar y de melancolía varían, sin embargo, el cuerpo no miente - si se toma azúcar, se sienten las consecuencias. (10)
Ya son varios los especialistas que atribuyen al azúcar los índices cada vez más elevados de niños hiperactivos, la inhabilidad para aprender y diversas alergias. El estudio del historial diario de los pacientes diagnosticados como esquizofrénicos revelan que su dieta es excesivamente alta en azúcar y otros elementos que estimulan la producción de adrenalina como la cafeína y el alcohol.
En cuanto al aspecto físico, se sabe que la ingestión continua de azúcar provoca la aparición de caries y ennegrece los dientes. En personas con glándulas adrenales débiles puede afectar el páncreas hasta causar diabetes. En algunos casos el abuso continuado conduce a la hipoglicemia.
En personas sanas, se relaciona también con el aumento de peso ya que el azúcar es un carbohidrato y el exceso de los mismos se convierte en grasa. Se ha encontrado también que al consumir azúcar el cuerpo elimina el calcio en mayor cantidad, de tal manera que el organismo se ve forzado a sustraerlo de los huesos y los tejidos que son las únicas partes en donde lo almacena el cuerpo. El desgaste de calcio en huesos causa que se vuelvan porosos y frágiles, lo cual finalmente conduce a la osteoporosis.
El consumo constante de este psicoactivo también atrofia el rendimiento de las glándulas, causando poca secreción de hormonas o alterando la composición química de las mismas, puesto que se ha podido comprobar que el azúcar afecta la correlación de minerales en el organismo (1). Por último, estudios recientes vinculan al azúcar con problemas en el sistema inmunológico, tal como lo denuncia la doctora Nancy Appleton en Lick the sugar habit:
Una de las substancias aparentemente inofensivas y sin embargo una de las que mayores problemas crea al atacar nuestro sistema inmunológico es el azúcar. Los macrófagos quedan atorados en el azúcar y se imposibilita su acción. La misión de los macrófagos consiste en destruir, bloquear y activar la inmunidad cuando detectan la presencia de una toxina, un virus o una bacteria… Cada vez que ingerimos azúcar, aunque sea tan poco como dos cucharadas, las proporciones de minerales entran en desbalance. Este desbalance a su vez, en personas ya enfermas, puede durar horas y a veces ya no se recuperan. Cuando los minerales del cuerpo están en desbalance día tras día, año tras año, posiblemente por generaciones, la habilidad del cuerpo para volver a su homeostasis está agotada. El cuerpo ya no puede volver a su armonía o balance… Resulta pues increíble que las autoridades del Departamento de Salud Pública de diferentes Naciones sigan manteniendo al público en la total ignorancia. Lo más que se ha conseguido es obligar a indicar en la etiqueta de los productos industriales si contienen azúcar, cosa que aparece prácticamente en el 90% de los mismos ya que ¡incluso los productos salados son conservados en azúcar! (1)
Potencial de dependencia
Considerablemente alto. La dependencia es de tipo psicológico y físico. Su síndrome de abstinencia se experimenta hasta después de varias semanas de haber descontinuado totalmente el uso de azúcar y alimentos que lo contengan. Sus síntomas incluyen depresión, fatiga, nerviosismo, ansiedad por comer alimentos dulces, falta de concentración, alergias e hipertensión. En grado extremo la dependencia al azúcar se presenta como hipoglucemia, en cuyo caso una privación de alimentos dulces puede conducir a ataques fatales.

¿Qué hacer en caso de emergencia?
En una crisis de hipoglucemia, se presenta una súbita baja de glucosa sanguínea que ocasiona sudor, temblor, ansiedad, taquicardia, dolor de cabeza, sensación de hambre, debilidad, convulsiones y en casos extremos, convulsiones y muerte. El individuo que presente una crisis de este tipo debe ingerir de manera inmediata glucosa o alimentos que contengan azúcar suficiente para restablecer los niveles.

El crack se considera la droga más adictiva y su aparición es un fenómeno relativamente reciente. En 1985 el New York Times menciona por primera vez "una nueva forma de droga llamada crack." Un año después esta misma publicación afirma que el crack es la mayor noticia desde Vietnam y la caída de Nixon. Mientras los medios de comunicación comparan la dispersión del crack con las plagas de la Europa medieval, los investigadores descubren que el uso de este psicoactivo no es una epidemia nacional, sino "un fenómeno limitado a unos pocos barrios bajos de la ciudad en menos de doce zonas urbanas." (17) Pero a partir de entonces el fenómeno ha seguido creciendo y no se tienen indicios de hasta dónde va a parar.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, fumar crack produce:
considerable euforia o estimulación del sistema nervioso central casi inmediatamente... A los pocos minutos la euforia es reemplazada por ansiedad, miedo, depresión o apatía considerables. Estos efectos psicológicos desagradables (disforia) pueden combatirse fumando más... con lo que la persona adquiere la necesidad de utilizar la droga continuamente, durante muchas horas, para sentirse de nuevo relativamente bien aunque raramente volverá a presentar la embriaguez o euforia iniciales. Los usuarios describen este tipo de reacción como ansiedad, pero en realidad es un estado complejo de angustia asociado con una necesidad imperativa de fumar más... Si el individuo sigue fumando, puede llegar a tener alucinaciones, percepciones ilusorias, ideas paranoides o un comportamiento francamente psicótico. Es indudable que cuando las personas empiezan a usar la droga pueden limitar su uso a una o dos veces por semana; sin embargo, en la mayoría de los casos esta frecuencia aumenta gradualmente hasta que la persona se ve obligada a fumar intensamente todos los días, llevada por una necesidad irreprimible.

Fumar crack provoca insensibilidad, sequedad de boca, sensación de ardor en los ojos, sudoración, palpitaciones, dolor de cabeza, contracciones musculares, aumento en los reflejos y dilatación de las pupilas.
El uso crónico produce irritabilidad, insomnio, pérdida de peso, hipertensión, arritmia cardiaca, temblores, indiferencia sexual, accesos crónicos de tos, paranoia creciente, delirios de parasitosis, percepciones visuales miniaturizadas (micropsia) e infecciones pulmonares que pueden desencadenar en edema. Se ha comprobado que el uso de crack por mujeres embarazadas puede provocar deterioro fetal, retardo en el crecimiento intrauterino y parto prematuro. Los niños nacidos en estas condiciones, parecen estar destinados a sufrir conductas anormales. Los "bebés del crack", como empieza a conocérseles, "tienen problemas para jugar y hablar con los otros niños... 'Operan sólo en un nivel instintivo'... Algunos tienen temores y periodos en que se desconectan del mundo. Nadie sabe todavía cómo deshacer el daño causado por las madres." (9)
Potencial de dependencia
El crack produce una tolerancia muy alta que se desarrolla con extrema facilidad. Aunque hay informaciones contradictorias, la mayoría de los investigadores afirman que el crack no provoca adicción en el sentido físico, pero sí una grave dependencia psicológica cuyo síndrome abstinencial se manifiesta por insomnio, fatiga, apatía y depresión grave.

MORFINA


La morfina se aplica en inyecciones subcutáneas o intravenosas. Sus efectos se presentan entre los 3 y los 5 minutos después de su aplicación y duran de 4 a 5 horas. Al llegar al cerebro esta droga ocupa los receptores opioides, básicamente los receptores mu que al parecer funcionan de manera específica en el área de la analgesia. En fecha reciente se han presentado pruebas de la existencia de dos subtipos de mu-receptores, uno exclusivamente responsable por la analgesia y el otro por la inhibición de la respiración, causa principal de muerte por sobredosis de morfina y heroína (17).
Usos terapéuticos
En 1818 la morfina ingresó a la materia médica considerándose como "el más notable medicamento descubierto por el hombre, de utilización más segura que el opio y con una virtud analgésica bastante superior". (12) Esta analgesia tiene la particularidad de manifestarse sin pérdida de la conciencia y sin afectar otras modalidades sensoriales.
Dentro de la medicina occidental contemporánea, el sulfato de morfina es el fármaco más eficaz para contrarrestar el dolor grave provocado por prácticamente cualquier tipo de enfermedad o accidente. Se utiliza para reducir el dolor quirúrgico; también para tratar el infarto agudo al miocardio y el edema pulmonar.
Dosificación
Su dosis de empleo terapéutico oscila entre los 8 y los 15 mg. En caso de infarto o edema pulmonar se administran de 2 a 6 mg lentamente por vía intravenosa en 5 ml de solución salina. Para empleos lúdicos suelen utilizarse dosis similares o mayores a las terapéuticas recomendadas para el dolor grave: entre 15 y 20 mg. La dosis letal para un consumidor sin tolerancia se calcula alrededor de los 2 g.
Efectos psicológicos y fisiológicos
Según Brau (4), la primera inyección da náuseas y vértigo; pero la costumbre se adquiere pronto.

La cafeína es un alcaloide del grupo de las xantinas, sólido cristalino, blanco y de sabor amargo, que actúa como una droga psicoactiva y estimulante. La cafeína fue descubierta en 1819 por el químico alemán Friedrich Ferdinand Runge: fue él quien acuñó el término Koffein, un compuesto químico en el café, el cual pasaría posteriormente al español como cafeína. La cafeína es también parte de las mezclas químicas y complejos insolubles guaranina (encontrada en la guaraná), mateína (encontrada en el mate), y teína (encontrada en el ), todas las cuales contienen además algunos alcaloides adicionales como los estimulantes cardíacos teofilina y teobromina, y a menudo otros compuestos químicos como los polifenoles, los cuales pueden formar complejos insolubles con la cafeína.

En los humanos, la cafeína es un estimulante del sistema nervioso central que produce un efecto temporal de restauración del nivel de alerta y eliminación de la somnolencia. Las bebidas que contiene cafeína, tales como el café, el té, algunas bebidas no alcohólicas (especialmente los refrescos de cola) y las bebidas energéticas gozan una gran popularidad. La cafeína es la sustancia psicoactiva más ampliamente consumida en el mundo. En Norteamérica, el 90% de los adultos consumen cafeína todos los días.[cita requerida] En los Estados Unidos, la Food and Drug Administration (Administración de Drogas y Alimentos) se refiere a la cafeína como una "sustancia alimenticia generalmente reconocida como segura que se utiliza para múltiples propósitos".

cafeina

lunes, 3 de mayo de 2010

Speed


El speed, methes, o chalk, una anfetamina, familia del resto de drogas sintéticas (MDMA, MDBA, MDEA,...) Las anfetaminas aparecieron durante la década de 1930 como tratamiento de los catarros y la fiebre del heno, y más tarde se conoció su acción sobre el sistema nervioso. Durante cierto tiempo se emplearon como adelgazantes. Su única aplicación médica hoy es el tratamiento de la narcolepsia, una alteración del sueño caracterizada por episodios diurnos de sueño incontrolables por el paciente y en el tratamiento de la hiperactividad infantil, situación en la que las anfetaminas tienen un efecto calmante paradójico. En los adultos, sin embargo, tienen un efecto acelerador que les ha valido la denominación anglosajona de speed.
El sulfato de anfetamina es un polvo cristalino, de color blanco, inodoro, de sabor amargo, con propiedades levemente insensibilizadora. La tolerancia se desarrolla rapidamente, lo que significa que la persona necesita más para conseguir el mismo efecto. La sobredosis puede ser fatal.

La Heroina




La heroína es una droga altamente adictiva e ilegal en la mayor parte de los países.
Pertenece a la familia de los opiáceos, de los cuales es el que presenta más abuso en el consumo y el que tiene un efecto más rápido, y se clasifica, al igual que éstos, entre las sustancias depresoras del sistema nervioso central.
La heroína se prepara a partir de la morfina, sustancia que se encuentra naturalmente en los conductos lactirífaros de la cápsula de la Papaver somniferum o adormidera, desde donde se extrae mediante cortes superficiales por los que supura látex (opio).
Generalmente se vende en forma de polvo blanco o marrón, o como una sustancia negra pegajosa conocida en las calles como goma o alquitrán negro.

La nicotina


La nicotina es un compuesto orgánico, un alcaloide encontrado en la planta del tabaco (Nicotiana tabacum), con alta concentración en sus hojas. Constituye cerca del 5% del peso de la planta. La nicotina debe su nombre a Jean Nicot, quien introdujo el tabaco en Francia en 1560. Se sintetiza en las zonas de mayor actividad de las raíces de las plantas del tabaco, trasportada por la savia a las hojas verdes. El depósito se realiza en forma de sales de ácidos orgánicos.
Es un potente veneno e incluso se usa en múltiples insecticidas (fumigantes para invernaderos). En bajas concentraciones, la sustancia es un estimulante y es uno de los principales factores de adicción al tabaco. Es soluble en agua y polarFumar cigarrillos constituye la forma predominante de adicción a la nicotina en todo el mundo. Actualmente la mayoría de los cigarrillos en el mercado mundial contienen entre 1 y 2 miligramos (mg) o más de nicotina. Al inhalar el humo, el fumador promedio ingiere 0,8 mg de nicotina por cigarrillo. Asimismo, las ventas y el consumo de productos de tabaco sin humo han aumentado substancialmente. La molécula alcanza pronto el cerebro del fumador. Al inhalar, el humo hace llegar la nicotina a los pulmones, con las partículas de alquitrán asociadas; de ahí, pasa a la sangre. De entre diez a sesenta segundos después, la nicotina atraviesa la barrera hematoencefálica y penetra en el cerebro.
Cuando no se inhala el humo, la nicotina se absorbe más lentamente a través de las membranas mucosas de la boca.

El alcohol




El alcohol es una sustancia depresora del sistema nervioso central; además de tener efecto sobre el cerebro y variar algunas de sus funciones (coordinación, atención, memoria...), su uso continuado también afecta a otros órganos como el riñón, el hígado o el sistema circulatorio. Inicialmente, los efectos del alcohol son sutiles, pero pueden ser peligrosos porque una persona bajo sus efectos no es un buen juez de su conducta.

lunes, 19 de abril de 2010

la cocaina


La cocaína es un alcaloide que se obtiene de la planta de coca. Es un estimulador del sistema nervioso y supresor del hambre, era usado en medicina como anestésico, incluso en niños, específicamente en cirugías de ojos y nariz pero actualmente está prohibido. A nivel del sistema nervioso central, actúa específicamente como un inhibidor de la recaptación de serotonina-norepinefrina-dopamina, aumentando el efecto de estos neurotransmisores, causando diferentes acciones a nivel sistémico. En la mayoría de los países la cocaína es una popular droga recreacional prohibida.

la marihuana




La marihuana es una mezcla verde o gris de flores secas cortadas en trocitos de la planta Cannabis Sativa. Se fuma como un cigarrillo llamado "porro" o utilizando pipa. Los usuarios también mezclan la marihuana con alimentos o la usan para hacer té.-Los científicos han descubierto que las sensaciones positivas o negativas experimentas por un individuo después de fumar marihuana están directamente relacionas con la genética. Los factores ambientales tales como la disponibilidad de la marihuana, las expectativas sobre su efecto, la influencia de amistades y contactos sociales y otros factores son diferentes hasta para los gemelos idénticos. Sin embargo también se descubrió que el ambiente familiar de no tiene ninguna influencia determinante sobre los efectos de la marihuana antes de los 18 años de edad.

clases de drogas


Las drogas se pueden clasificar en muchos tipos. Aquí las voy a clasificar entre estimulantes, relajantes, alterantes de las sensaciones, tabaco, pegamentos y drogas de diseño.

la drogadiccion


La drogadicción es una enfermedad que consiste en la dependencia de sustancias que afectan el sistema nervioso central y las funciones cerebrales, produciendo alteraciones en el comportamiento, la percepción, el juicio y las emociones. Los efectos de las drogas son diversos, dependiendo del tipo de droga y la cantidad o frecuencia con la que se consume. Pueden producir alucinaciones, intensificar o entorpecer los sentidos, provocar sensaciones de euforia o desesperación. Algunas drogas pueden incluso llevar a la locura o la muerte.