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Mecanismo de acción y formas de empleo
En la medicina herbolaria suelen prepararse cocimientos con las bayas y la raíz de la planta. En la medicina moderna la belladona se aplica localmente en forma de solución durante intervenciones oftálmicas, y en tabletas, cápsulas o gotas de administración oral. Los efectos comienzan entre los 15 y los 30 minutos. Al llegar al cerebro en dosis bajas, la atropina bloquea los receptores de la acetilcolina deprimiendo los impulsos de las terminales nerviosas; en dosis elevadas, se presenta una estimulación antes de la depresión.
Usos terapéuticos
En la terapéutica herbolaria «esta planta narcótica que tan buen servicio proporciona a la Medicina y en general a la humanidad doliente», según Arias Carbajal, (1) se aplica en caso de neuralgias, tos nerviosa, asma, convulsiones, coqueluche, epilepsia, constricciones espasmódicas y algunas enfermedades de los ojos. En la medicina moderna se utiliza para bloquear los impulsos de las terminaciones nerviosas previniendo las contracciones de los músculos involuntarios, a tal grado que difícilmente puede llevarse a cabo una operación de los ojos sin la ayuda de esta valiosa droga. (11) La atropina se ha utilizado en conjunción con la levadopa para tratar la enfermedad de Parkinson. Se emplea también como diurético, sedativo, analgésico leve y antídoto contra la intoxicación por hongos que contengan alcaloides muscarínicos como el Amanita muscaria.
Dosificación
Dentro de la medicina herbolaria, para cada aplicación intraocular se requieren entre una y tres gotas de extracto de hojas de belladona; para preparar linimentos de aplicación cutánea, 5 gm de hojas o 2 gm de la raíz pulverizada; para ingestión oral, entre 5 y 15 gotas de bayas maceradas en alcohol. En usos rituales o recreativos se utilizan dosis más fuertes. Suelen ingerirse tres o cuatro bayas, o extractos alcoholatados en proporciones que fluctúan entre los 10 y los 15 gm por toma. En la medicina occidental las dosis terapéuticas bajas van de 0.5 a 1mg y las altas de 2 a 5 mg; más de 10 mg se consideran peligrosos.
Efectos psicológicos y fisiológicos
Dosis leves reducen la salivación y la sudoración. Con dosis mayores aumentan el pulso y el ritmo respiratorio, la acción de los músculos involuntarios decrece, la frecuencia cardiaca se acelera, la dilatación de las pupilas es muy marcada y se inhibe la acomodación ocular, es decir, el cristalino se fija para la visión lejana y los objetos cercanos se ven borrosos. Cuando la atropina se aplica directamente al ojo, la acomodación y los reflejos oculares no se recuperan durante 7 a 12 días. Con dosis aún mayores se inhibe la micción y se presentan alucinaciones visuales y auditivas. Según Brau: “Los granos arrojados a carbones encendidos dan vértigos seguidos de alucinaciones. Los objetos pequeños adquieren dimensiones enormes. Se ven también sucesiones de puntos luminosos en forma de lluvia de oro, lo que a veces hace que se le dé el nombre de Alucinación-Danae.” (4) El uso prolongado puede causar estreñimiento crónico. No se ha confirmado daño genético en humanos; sin embargo, algunos estudios con animales arrojan anormalidades fetales.
Potencial de dependencia
La belladona no provoca tolerancia ni adicción física o psicológica. Su retiro no supone síndrome abstinencial alguno.
Qué hacer en caso de emergencia
Un síntoma peculiar de la intoxicación por belladona es la pérdida completa de la voz, aunada a movimientos continuos e incontrolados de los dedos y las manos.
El experto en medicina herbolaria Arias Carbajal asegura en su libro Plantas que curan y matan que: “el uso de la Belladona reclama mucha prudencia, siquiera administrada a dosis un poco elevadas produzca vértigos, náuseas, dilatación de las pupilas, delirios, algunas veces inyección en la cara, alucinaciones y con frecuencia la muerte, como remate a este cortejo de funestos accidentes.” (1) En caso de envenenamiento accidental recomienda tomar lo más pronto posible alguna sustancia que provoque vomitivo, como un vaso grande de vinagre caliente o agua de mostaza, posteriormente un vaciado estomacal seguido de una dosis de magnesia, estimulantes como café cargado, y de ser necesario hay que ayudar al paciente con respiración artificial.
En la medicina herbolaria suelen prepararse cocimientos con las bayas y la raíz de la planta. En la medicina moderna la belladona se aplica localmente en forma de solución durante intervenciones oftálmicas, y en tabletas, cápsulas o gotas de administración oral. Los efectos comienzan entre los 15 y los 30 minutos. Al llegar al cerebro en dosis bajas, la atropina bloquea los receptores de la acetilcolina deprimiendo los impulsos de las terminales nerviosas; en dosis elevadas, se presenta una estimulación antes de la depresión.
Usos terapéuticos
En la terapéutica herbolaria «esta planta narcótica que tan buen servicio proporciona a la Medicina y en general a la humanidad doliente», según Arias Carbajal, (1) se aplica en caso de neuralgias, tos nerviosa, asma, convulsiones, coqueluche, epilepsia, constricciones espasmódicas y algunas enfermedades de los ojos. En la medicina moderna se utiliza para bloquear los impulsos de las terminaciones nerviosas previniendo las contracciones de los músculos involuntarios, a tal grado que difícilmente puede llevarse a cabo una operación de los ojos sin la ayuda de esta valiosa droga. (11) La atropina se ha utilizado en conjunción con la levadopa para tratar la enfermedad de Parkinson. Se emplea también como diurético, sedativo, analgésico leve y antídoto contra la intoxicación por hongos que contengan alcaloides muscarínicos como el Amanita muscaria.
Dosificación
Dentro de la medicina herbolaria, para cada aplicación intraocular se requieren entre una y tres gotas de extracto de hojas de belladona; para preparar linimentos de aplicación cutánea, 5 gm de hojas o 2 gm de la raíz pulverizada; para ingestión oral, entre 5 y 15 gotas de bayas maceradas en alcohol. En usos rituales o recreativos se utilizan dosis más fuertes. Suelen ingerirse tres o cuatro bayas, o extractos alcoholatados en proporciones que fluctúan entre los 10 y los 15 gm por toma. En la medicina occidental las dosis terapéuticas bajas van de 0.5 a 1mg y las altas de 2 a 5 mg; más de 10 mg se consideran peligrosos.
Efectos psicológicos y fisiológicos
Dosis leves reducen la salivación y la sudoración. Con dosis mayores aumentan el pulso y el ritmo respiratorio, la acción de los músculos involuntarios decrece, la frecuencia cardiaca se acelera, la dilatación de las pupilas es muy marcada y se inhibe la acomodación ocular, es decir, el cristalino se fija para la visión lejana y los objetos cercanos se ven borrosos. Cuando la atropina se aplica directamente al ojo, la acomodación y los reflejos oculares no se recuperan durante 7 a 12 días. Con dosis aún mayores se inhibe la micción y se presentan alucinaciones visuales y auditivas. Según Brau: “Los granos arrojados a carbones encendidos dan vértigos seguidos de alucinaciones. Los objetos pequeños adquieren dimensiones enormes. Se ven también sucesiones de puntos luminosos en forma de lluvia de oro, lo que a veces hace que se le dé el nombre de Alucinación-Danae.” (4) El uso prolongado puede causar estreñimiento crónico. No se ha confirmado daño genético en humanos; sin embargo, algunos estudios con animales arrojan anormalidades fetales.
Potencial de dependencia
La belladona no provoca tolerancia ni adicción física o psicológica. Su retiro no supone síndrome abstinencial alguno.
Qué hacer en caso de emergencia
Un síntoma peculiar de la intoxicación por belladona es la pérdida completa de la voz, aunada a movimientos continuos e incontrolados de los dedos y las manos.
El experto en medicina herbolaria Arias Carbajal asegura en su libro Plantas que curan y matan que: “el uso de la Belladona reclama mucha prudencia, siquiera administrada a dosis un poco elevadas produzca vértigos, náuseas, dilatación de las pupilas, delirios, algunas veces inyección en la cara, alucinaciones y con frecuencia la muerte, como remate a este cortejo de funestos accidentes.” (1) En caso de envenenamiento accidental recomienda tomar lo más pronto posible alguna sustancia que provoque vomitivo, como un vaso grande de vinagre caliente o agua de mostaza, posteriormente un vaciado estomacal seguido de una dosis de magnesia, estimulantes como café cargado, y de ser necesario hay que ayudar al paciente con respiración artificial.
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