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Normalmente se administran por vía oral y en ocasiones por vía intravenosa. Necesitan varias semanas para producir los primeros efectos anímicos. Este rezago está relacionado con retardos en el logro de las concentraciones sanguíneas terapéuticas y con el intervalo que se requiere para bloquear los mecanismos de inactivación de ciertos neurotransmisores (noradrenalina, dopamina y serotonina) cuyo desequilibrio se cree causante de la depresión.
Usos terapéuticos
Los antidepresivos están indicados para el tratamiento de esta afección en su modalidad endógena, un trastorno bioquímico cerebral que se manifiesta por incapacidad para enfrentarse a las tensiones ordinarias, alteraciones del sueño y el apetito, fatiga, agitación y nerviosismo, falta de concentración, desinterés sexual y anhedonia (incapacidad para experimentar placer). En ocasiones también se recetan para la depresión asociada al trastorno afectivo bipolar (maniaco-depresivo).
Dosificación
El tratamiento con antidepresivos se inicia con dosis moderadas que van aumentando hasta llegar a la dosis máxima que se mantiene durante varios meses y en ocasiones años. Con un antidepresivo tricíclico como la clomipramina (Anafranil®) comienza con dosis de 50 a 75 mg al día hasta llegar a un máximo diario de 250 mg. Con un inhibidor de la MAO como la fenelcina (Nardil®) las dosis comienzan entre los 45 y 50 mg por toma hasta llegar a los 80 o 90 mg. Sobrepasar los umbrales máximos puede ser letal para sujetos sin tolerancia
Efectos psicológicos y fisiológicos
Aunque se considera a los antidepresivos como "activadores", los tricíclicos son fuertemente sedantes. Los reportes de fatiga y pérdida de energía son comunes, en especial al principio de la administración ya que necesitan varias semanas para actuar. Funciones como el apetito, el sueño y el nivel de energía se elevan antes que el estado anímico.
Según advierte el doctor Simón Brailowski:
La administración de estas sustancias en sujetos sanos (no deprimidos) produce somnolencia, cierto mareo, caída de la presión arterial, sequedad de boca, visión borrosa y sensación de malestar generalizado. Por el contrario, en sujetos deprimidos produce una elevación en el estado de ánimo... sólo de dos a tres semanas de iniciado el tratamiento... La manera como estas sustancias actúan se ha descrito más en términos de disminución de ideas depresivas que la inducción de un estado de euforia, aunque se han reportado casos de excitación e insomnio en pacientes suceptibles. O sea, no es que la alegría aumente, sino que disminuye la tristeza. (1)
El aumento de peso es un problema común para las personas que usan antidepresivos. Entre sus efectos colaterales se encuentran: sequedad de boca y nariz, sensación de sabor metálico, dilatación pupilar, estreñimiento, visión borrosa y dolor (que puede indicar aumento en la presión ocular hasta llegar a causar ataques agudos de glaucoma), somnolencia, mareo, náuseas, inquietud, retención urinaria de varios grados, temblores, pérdida de la líbido y alteraciones eréctiles en el caso de los hombres. Tratamientos prolongados con inhibidores de la MAO provocan avidez por los dulces, insomnio y anorgasmia, además requieren de estrictas restricciones alimentarias. Se recomienda no conducir ni llevar a cabo movimientos finos o de precisión. El órgano que más se afecta es el corazón al alterarse la frecuencia cardíaca.
Potencial de dependencia
La tolerancia hacia los antidepresivos es considerable, pero el peligro de dependencia es relativamente bajo ya que sus efectos psicológicos no son muy atractivos y producen poca dependencia física. La supresión repentina causa síntomas gastrointestinales y trastornos del sueño, por lo que deben reducirse de manera gradual, procedimiento que toma varios meses.
¿QuË hacer en caso de emergencia?
Las dosis excesivas de antidepresivos tricíclicos deben considerarse como una de las urgencias médicas más graves. Los síntomas generalmente aparecen dentro de las primeras cuatro horas después de la ingestión y alcanzan mayor severidad después de 24 horas. Debido a la absorción retardada de estos fármacos, el sujeto puede tener riesgos hasta por 4 o 6 días. Las complicaciones principales incluyen coma con choque, depresión respiratoria, convulsiones, parálisis intestinal y vesical, delirio y arritmias cardíacas graves, por lo que cualquier sospecha de sobredosis debe considerarse como urgencia médica. En el caso de los inhibidores de la MAO, ingerir algún alimento que contenga tiramina durante el tratamiento (quesos añejos, diversos pescados, aguacates, frutas maduras, cerveza, vinos, hígado, salchichas, chocolate, plátano, café, salsa de soya, etc.) ocasiona un aumento brusco y grave de la presión arterial que puede ser fatal. Este caso también debe considerarse como urgencia médica.
Usos terapéuticos
Los antidepresivos están indicados para el tratamiento de esta afección en su modalidad endógena, un trastorno bioquímico cerebral que se manifiesta por incapacidad para enfrentarse a las tensiones ordinarias, alteraciones del sueño y el apetito, fatiga, agitación y nerviosismo, falta de concentración, desinterés sexual y anhedonia (incapacidad para experimentar placer). En ocasiones también se recetan para la depresión asociada al trastorno afectivo bipolar (maniaco-depresivo).
Dosificación
El tratamiento con antidepresivos se inicia con dosis moderadas que van aumentando hasta llegar a la dosis máxima que se mantiene durante varios meses y en ocasiones años. Con un antidepresivo tricíclico como la clomipramina (Anafranil®) comienza con dosis de 50 a 75 mg al día hasta llegar a un máximo diario de 250 mg. Con un inhibidor de la MAO como la fenelcina (Nardil®) las dosis comienzan entre los 45 y 50 mg por toma hasta llegar a los 80 o 90 mg. Sobrepasar los umbrales máximos puede ser letal para sujetos sin tolerancia
Efectos psicológicos y fisiológicos
Aunque se considera a los antidepresivos como "activadores", los tricíclicos son fuertemente sedantes. Los reportes de fatiga y pérdida de energía son comunes, en especial al principio de la administración ya que necesitan varias semanas para actuar. Funciones como el apetito, el sueño y el nivel de energía se elevan antes que el estado anímico.
Según advierte el doctor Simón Brailowski:
La administración de estas sustancias en sujetos sanos (no deprimidos) produce somnolencia, cierto mareo, caída de la presión arterial, sequedad de boca, visión borrosa y sensación de malestar generalizado. Por el contrario, en sujetos deprimidos produce una elevación en el estado de ánimo... sólo de dos a tres semanas de iniciado el tratamiento... La manera como estas sustancias actúan se ha descrito más en términos de disminución de ideas depresivas que la inducción de un estado de euforia, aunque se han reportado casos de excitación e insomnio en pacientes suceptibles. O sea, no es que la alegría aumente, sino que disminuye la tristeza. (1)
El aumento de peso es un problema común para las personas que usan antidepresivos. Entre sus efectos colaterales se encuentran: sequedad de boca y nariz, sensación de sabor metálico, dilatación pupilar, estreñimiento, visión borrosa y dolor (que puede indicar aumento en la presión ocular hasta llegar a causar ataques agudos de glaucoma), somnolencia, mareo, náuseas, inquietud, retención urinaria de varios grados, temblores, pérdida de la líbido y alteraciones eréctiles en el caso de los hombres. Tratamientos prolongados con inhibidores de la MAO provocan avidez por los dulces, insomnio y anorgasmia, además requieren de estrictas restricciones alimentarias. Se recomienda no conducir ni llevar a cabo movimientos finos o de precisión. El órgano que más se afecta es el corazón al alterarse la frecuencia cardíaca.
Potencial de dependencia
La tolerancia hacia los antidepresivos es considerable, pero el peligro de dependencia es relativamente bajo ya que sus efectos psicológicos no son muy atractivos y producen poca dependencia física. La supresión repentina causa síntomas gastrointestinales y trastornos del sueño, por lo que deben reducirse de manera gradual, procedimiento que toma varios meses.
¿QuË hacer en caso de emergencia?
Las dosis excesivas de antidepresivos tricíclicos deben considerarse como una de las urgencias médicas más graves. Los síntomas generalmente aparecen dentro de las primeras cuatro horas después de la ingestión y alcanzan mayor severidad después de 24 horas. Debido a la absorción retardada de estos fármacos, el sujeto puede tener riesgos hasta por 4 o 6 días. Las complicaciones principales incluyen coma con choque, depresión respiratoria, convulsiones, parálisis intestinal y vesical, delirio y arritmias cardíacas graves, por lo que cualquier sospecha de sobredosis debe considerarse como urgencia médica. En el caso de los inhibidores de la MAO, ingerir algún alimento que contenga tiramina durante el tratamiento (quesos añejos, diversos pescados, aguacates, frutas maduras, cerveza, vinos, hígado, salchichas, chocolate, plátano, café, salsa de soya, etc.) ocasiona un aumento brusco y grave de la presión arterial que puede ser fatal. Este caso también debe considerarse como urgencia médica.
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