Mecanismo de acción y formas de empleo
Tradicionalmente, con las hojas del beleño se preparan tés o decocciones. En usos rituales o recreativos las bayas se utilizan tal como las de la belladona, esto es, se aspira el vapor que producen al quemarse. Al igual que la atropina, la iosiamina y la hioscina en dosis bajas bloquean los receptores de la acetilcolina deprimiendo los impulsos de las terminales nerviosas; mientras que en dosis elevadas, provocan una estimulación antes de la depresión.
Usos terapéuticos
De acuerdo a un libro que consigna remedios antiguos (1), el beleño negro se usa en casos de hipocondría, cólico de plomo, enajenación mental, epilepsia, neuralgias y convulsiones. Además, sus hojas frescas se aplican exteriormente en tumores y úlceras; mientras que ya secas, se recomienda fumarlas en forma de cigarrillos para las enfermedades del pecho. También se supone que hervidas con leche, calman los dolores reumáticos crónicos. En la medicina moderna los alcaloides del beleño tienen aplicaciones similares a las de la atropina y otras especializadas como el tratamiento preventivo en casos de asma bronquial y para reducir la secreción excesiva del tracto respiratorio durante la anestesia por inhalación.
Dosificación
En la medicina natural se utilizan de 2 a 10 gotas de extracto por vía oral; 10 a 20 gm de raíz pulverizada para aplicaciones locales y vomitivos. En usos rituales se administraba el extracto de 2 a 3 vayas.
Efectos psicológicos y fisiológicos
El célebre médico persa Avicena describió que: "Los que lo comen se salen del sentido, creen que les azotan todo el cuerpo, tartamudean, rebuznan como asnos y relinchan como caballos." (4) Se supone que: "Los que han experimentado una intoxicación con beleño sienten una presión en la cabeza, la sensación de que alguien les está cerrando los párpados por la fuerza; la vista se vuelve poco clara, la forma de los objetos se distorsiona, y se presentan las alucinaciones visuales más extrañas. Con frecuencia la intoxicación es acompañada de alucinaciones gustativas y olfativas. El sueño, interrumpido por alucinaciones, termina con la embriaguez." (13)
Luis Otero asegura en Las plantas alucinógenas que:
El beleño produce una sensación de gran ligereza, parece que uno pierde peso, sintiéndose tan ingrávido que uno acaba creyendo que se eleva por los aires, lo mismo que la bruja volando sobre su escoba. Así como la belladona provoca furia y violencia, no raramente acompañadas de carcajadas delirantes, el beleño es más tranquilo, y el intoxicado busca la calma e, incluso, trata de dormir. (23)
Tras la administración del beleño aumentan el ritmo cardíaco y la temperatura corporal, las pupilas se dilatan y generalmente se observan somnolencia y resequedad bucal. No se ha confirmado daño genético producido por el consumo de esta planta.
Potencial de dependencia
El beleño negro no genera tolerancia ni adicción física o psicológica. Su retiro no provoca síndrome abstinencial alguno.
¿Qué hacer en caso de emergencia?
Arias Carbajal, un herbolario mexicano cuenta que: “diferentes veces viajeros y obreros que regresaban de sus casas fatigados del trabajo, han sufrido su influencia mortal, echándose imprudentemente a descansar en lugares ocupados por esta planta, puesto que respirando cerca de ella largo tiempo, produce estupor, sueño letárgico, delirio, dificultad respiratoria y parálisis de los miembros inferiores.” (1) Él mismo prescribe para contrarrestar los efectos producidos por la intoxicación, “tártaro emético, a dosis vomitivas, 30 gramos de aceite de ricino y además se tomará hora en hora una cucharada de la poción siguiente: Agua...120 gramos; Láudano de Sydenham… 30 gotas; éter sulfúrico... 20 gotas y jarabe de flor de naranjo... 30 gramos.” (1)
Tradicionalmente, con las hojas del beleño se preparan tés o decocciones. En usos rituales o recreativos las bayas se utilizan tal como las de la belladona, esto es, se aspira el vapor que producen al quemarse. Al igual que la atropina, la iosiamina y la hioscina en dosis bajas bloquean los receptores de la acetilcolina deprimiendo los impulsos de las terminales nerviosas; mientras que en dosis elevadas, provocan una estimulación antes de la depresión.
Usos terapéuticos
De acuerdo a un libro que consigna remedios antiguos (1), el beleño negro se usa en casos de hipocondría, cólico de plomo, enajenación mental, epilepsia, neuralgias y convulsiones. Además, sus hojas frescas se aplican exteriormente en tumores y úlceras; mientras que ya secas, se recomienda fumarlas en forma de cigarrillos para las enfermedades del pecho. También se supone que hervidas con leche, calman los dolores reumáticos crónicos. En la medicina moderna los alcaloides del beleño tienen aplicaciones similares a las de la atropina y otras especializadas como el tratamiento preventivo en casos de asma bronquial y para reducir la secreción excesiva del tracto respiratorio durante la anestesia por inhalación.
Dosificación
En la medicina natural se utilizan de 2 a 10 gotas de extracto por vía oral; 10 a 20 gm de raíz pulverizada para aplicaciones locales y vomitivos. En usos rituales se administraba el extracto de 2 a 3 vayas.
Efectos psicológicos y fisiológicos
El célebre médico persa Avicena describió que: "Los que lo comen se salen del sentido, creen que les azotan todo el cuerpo, tartamudean, rebuznan como asnos y relinchan como caballos." (4) Se supone que: "Los que han experimentado una intoxicación con beleño sienten una presión en la cabeza, la sensación de que alguien les está cerrando los párpados por la fuerza; la vista se vuelve poco clara, la forma de los objetos se distorsiona, y se presentan las alucinaciones visuales más extrañas. Con frecuencia la intoxicación es acompañada de alucinaciones gustativas y olfativas. El sueño, interrumpido por alucinaciones, termina con la embriaguez." (13)
Luis Otero asegura en Las plantas alucinógenas que:
El beleño produce una sensación de gran ligereza, parece que uno pierde peso, sintiéndose tan ingrávido que uno acaba creyendo que se eleva por los aires, lo mismo que la bruja volando sobre su escoba. Así como la belladona provoca furia y violencia, no raramente acompañadas de carcajadas delirantes, el beleño es más tranquilo, y el intoxicado busca la calma e, incluso, trata de dormir. (23)
Tras la administración del beleño aumentan el ritmo cardíaco y la temperatura corporal, las pupilas se dilatan y generalmente se observan somnolencia y resequedad bucal. No se ha confirmado daño genético producido por el consumo de esta planta.
Potencial de dependencia
El beleño negro no genera tolerancia ni adicción física o psicológica. Su retiro no provoca síndrome abstinencial alguno.
¿Qué hacer en caso de emergencia?
Arias Carbajal, un herbolario mexicano cuenta que: “diferentes veces viajeros y obreros que regresaban de sus casas fatigados del trabajo, han sufrido su influencia mortal, echándose imprudentemente a descansar en lugares ocupados por esta planta, puesto que respirando cerca de ella largo tiempo, produce estupor, sueño letárgico, delirio, dificultad respiratoria y parálisis de los miembros inferiores.” (1) Él mismo prescribe para contrarrestar los efectos producidos por la intoxicación, “tártaro emético, a dosis vomitivas, 30 gramos de aceite de ricino y además se tomará hora en hora una cucharada de la poción siguiente: Agua...120 gramos; Láudano de Sydenham… 30 gotas; éter sulfúrico... 20 gotas y jarabe de flor de naranjo... 30 gramos.” (1)
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