Mecanismo de acción y formas de empleo
Se sabe que la mandrágora se administra en forma oral. Como contiene principalmente atropina, se comporta de manera similar a la belladona: en dosis bajas bloquea los receptores de la acetilcolina deprimiendo los impulsos de las terminales nerviosas; mientras que en dosis elevadas, provoca una estimulación antes de la depresión.
Usos terapéuticos
En la medicina antigua las hojas de mandrágora hervidas en leche se aplicaban a las úlceras; la raíz fresca se usaba como purgante; y macerada y mezclada con alcohol se administraba oralmente para producir sueño o analgesia en dolores reumáticos, ataques convulsivos e incluso de melancolía. En tiempos de Plinio se empleaba como anestésico dándole al paciente un pedazo de raíz para que la comiera antes de realizar una operación.
Dosificación
No existen registros de dosificaciones exactas. Únicamente hay menciones en el sentido de que su uso en pequeñas cantidades era seguro, mientras que en dosis mayores provocaba delirios y locura o muerte por intoxicación.
Efectos psicológicos y fisiológicos
En una página de Internet se encuentra el siguiente relato anónimo presuntamente transmitido desde alguna universidad de Berlín el 24 de enero de 1994:
Recientemente tuve un día libre en el trabajo y decidí pasarlo experimentando con la raíz de mandrágora. La mandrágora contiene escopolamina, que (junto con la atropina) también se encuentra en la belladona. Ambas se usaban comúnmente en las "pociones de las brujas" para inducir experiencias extracorporales, así es que mi plan consistía en tratar de salir de mi cuerpo. Se supone que estas drogas causan algunos desagradables (pero, pensé, alucinógenos) efectos.
Bueno, como un compañero de cuarto usó mandrágora el año pasado en una cierta dosis sin efectos notables suficientes, decidí hacer un té mucho más fuerte con ella. Como es muy amarga le añadí melaza para endualzarla, su sabor me quedó asociado y ahora ya no soporto el olor de la melaza. Hice aproximadamente 1.5-2 pintas [una pinta equivale a 0.47 litros, o sea que preparó menos de 3 litros] de té con cerca de 6 cucharadas grandes de mandrágora. Le di un gran trago, nada. Tomé otro vaso. Experimenté una vaga sensación, pensé "a lo mejor ya viene" y me acosté para concentrarme en ello. Me desvanecí como diez minutos así es que tomé más. Jugué por allí con vagos efectos durante un rato, tomando enormes tragos para obtener mayores efectos. Eventualmente me rendí y fui a comer. No sentí ningún efecto.
Tan pronto como comí una comida de tamaño regular, me empezó a doler el estómago. Me tendí en la cama un rato, sintiendo que tenía indigestión. Bueno, esa sensación se convirtió en la peor experiencia con drogas que puede imaginar que tendría. No involucró ninguna alteración de conciencia, exceptuando la que me ocasionaron oleadas de frío, el vómito continuo... y las toneladas de agua que tomé para mantener la hidratación. Casi hice que me llevaran al hospital, aún sabiendo lo bárbaros que son allí con las drogas (una amiga cometió el error de ir a pedir ayuda durante un pasón con hongos y lo único que hicieron fue interrogarla casi una hora sobre dónde consiguió los hongos).
¿Qué hacer en caso de emergencia?
La mandrágora es bastante tóxica, pero su escasez y la dificultad que existe para cultivarla han hecho que los casos provocados por su envenenamiento sean muy raros. Sus síntomas son análogos a los de la belladona y se recomienda provocar el vómito o lavar el estómago con 2 a 4 litros de agua, de preferencia con carbón activado. Si los síntomas son graves (por ejemplo, cambios bruscos de temperatura o taquicardia muy rápida), se da silicato de fisostigmina, 1 mg por vía intravenosa en cinco minutos con vigilancia electrocardiográfica hasta controlar los síntomas. La fisostigmina se reserva específicamente para el envenenamiento por atropina. (11
Se sabe que la mandrágora se administra en forma oral. Como contiene principalmente atropina, se comporta de manera similar a la belladona: en dosis bajas bloquea los receptores de la acetilcolina deprimiendo los impulsos de las terminales nerviosas; mientras que en dosis elevadas, provoca una estimulación antes de la depresión.
Usos terapéuticos
En la medicina antigua las hojas de mandrágora hervidas en leche se aplicaban a las úlceras; la raíz fresca se usaba como purgante; y macerada y mezclada con alcohol se administraba oralmente para producir sueño o analgesia en dolores reumáticos, ataques convulsivos e incluso de melancolía. En tiempos de Plinio se empleaba como anestésico dándole al paciente un pedazo de raíz para que la comiera antes de realizar una operación.
Dosificación
No existen registros de dosificaciones exactas. Únicamente hay menciones en el sentido de que su uso en pequeñas cantidades era seguro, mientras que en dosis mayores provocaba delirios y locura o muerte por intoxicación.
Efectos psicológicos y fisiológicos
En una página de Internet se encuentra el siguiente relato anónimo presuntamente transmitido desde alguna universidad de Berlín el 24 de enero de 1994:
Recientemente tuve un día libre en el trabajo y decidí pasarlo experimentando con la raíz de mandrágora. La mandrágora contiene escopolamina, que (junto con la atropina) también se encuentra en la belladona. Ambas se usaban comúnmente en las "pociones de las brujas" para inducir experiencias extracorporales, así es que mi plan consistía en tratar de salir de mi cuerpo. Se supone que estas drogas causan algunos desagradables (pero, pensé, alucinógenos) efectos.
Bueno, como un compañero de cuarto usó mandrágora el año pasado en una cierta dosis sin efectos notables suficientes, decidí hacer un té mucho más fuerte con ella. Como es muy amarga le añadí melaza para endualzarla, su sabor me quedó asociado y ahora ya no soporto el olor de la melaza. Hice aproximadamente 1.5-2 pintas [una pinta equivale a 0.47 litros, o sea que preparó menos de 3 litros] de té con cerca de 6 cucharadas grandes de mandrágora. Le di un gran trago, nada. Tomé otro vaso. Experimenté una vaga sensación, pensé "a lo mejor ya viene" y me acosté para concentrarme en ello. Me desvanecí como diez minutos así es que tomé más. Jugué por allí con vagos efectos durante un rato, tomando enormes tragos para obtener mayores efectos. Eventualmente me rendí y fui a comer. No sentí ningún efecto.
Tan pronto como comí una comida de tamaño regular, me empezó a doler el estómago. Me tendí en la cama un rato, sintiendo que tenía indigestión. Bueno, esa sensación se convirtió en la peor experiencia con drogas que puede imaginar que tendría. No involucró ninguna alteración de conciencia, exceptuando la que me ocasionaron oleadas de frío, el vómito continuo... y las toneladas de agua que tomé para mantener la hidratación. Casi hice que me llevaran al hospital, aún sabiendo lo bárbaros que son allí con las drogas (una amiga cometió el error de ir a pedir ayuda durante un pasón con hongos y lo único que hicieron fue interrogarla casi una hora sobre dónde consiguió los hongos).
¿Qué hacer en caso de emergencia?
La mandrágora es bastante tóxica, pero su escasez y la dificultad que existe para cultivarla han hecho que los casos provocados por su envenenamiento sean muy raros. Sus síntomas son análogos a los de la belladona y se recomienda provocar el vómito o lavar el estómago con 2 a 4 litros de agua, de preferencia con carbón activado. Si los síntomas son graves (por ejemplo, cambios bruscos de temperatura o taquicardia muy rápida), se da silicato de fisostigmina, 1 mg por vía intravenosa en cinco minutos con vigilancia electrocardiográfica hasta controlar los síntomas. La fisostigmina se reserva específicamente para el envenenamiento por atropina. (11